viernes, 11 de noviembre de 2011

♠ {DRABBLE} ~Usagi-san~

: Frío e___é ..

: Star - Kang Min Hyuk

: Y sigo peleando con el InooDai (?) xD




Titulo: ~Usagi-san~
Autor: Tsuki ·3·
Dedicado a: Hiba-chan~
Parejas: Takaki Yuya x Hibari •Takaki x OC• { YuyaRi }
Género: fluff, Hetero
Extensión: drabble
Nota: si, de nuevo hetero~ -w-, si ellas lo quieren yo solo puedo escribir x'D!





Lo primero que vio al entrar a su habitación fue ese enorme conejo de felpa abarcando gran parte del espacio en su cama, parpadeo un par de veces, preguntándose si sería buena idea salir corriendo a preguntarle a sus vecinos sobre un extraño con un enorme peluche entrando en su casa, podía ser muchas cosas, pero olvidadiza no era una de ellas, y ese gran conejo blanco no estaba ahí cuando ella se marcho esa mañana.

Y el hecho de que ahora ese conejo estuviera llamándola… era algo aun más aterrador.

– Hiba-chan~ Hiba-chan~ – Repetía el peluche una y otra vez, con aquella extraña voz que intentaba parecer adorable.

Correr abría sido la mejor opción, pero a la chica solo le bastaron algunos minutos para que su cabeza entendiera que era lo que estaba sucediendo. Y casi al instante una dulce sonrisa se formo en sus labios.

– ¿Hiba-chan esta enojada?. – El enorme conejo la llamo de nuevo, haciéndola reír levemente al darse cuenta que aquella voz no pertenecía al peluche frente a ella, sino al chico castaño que tanto quería.

Solo el podía tener esa clase de detalles tan extraños.

Y solo ella podía ser tan inmensamente feliz con ellos.

Hibari se acerco a su cama sentándose al lado del conejo, acariciándole su suave cabeza blanca, mientras pensaba bien lo que diría, después de todo, no perdonaría al chico tan fácil después de la pelea que habían tenido días antes. O por lo menos, eso era lo que le haría creer. Takaki merecía sufrir un poco por hacerla sentir culpable en aquella absurda discusión.

– Lo estoy. – Respondió tranquilamente, aunque aquello era una mentira, estaba demasiado interesada en la respuesta que aquel animal de felpa le daría.

– ¿Abrazarme te haría sentir mejor?. – El conejo pregunto tímidamente después de algunos minutos en silencio.

– Un poco. – Sonrió – Pero sería más fácil si sales del armario.
Silencio.

Por primera vez desde que aquella extraña platica había comenzado Hibari dejo de mirar al conejo frente a ella para posar su vista en la puerta del pequeño armario en su habitación, que se abrió lentamente dejando el suficiente espacio para que aquel ‘intruso’ dentro de el diera un vistazo.

– Como es que… – Takaki miro a su novia algo preocupado, su ‘perfecto’ plan había sido un total fracaso, jamás confiaría de nuevo en las grandiosas ideas de Yuto.

Hibari se puso de pie, caminando hasta el armario para abrirlo por completo, tomando la mano de Yuya para que el saliera finalmente de ahí.

– Baka~ – La chica se cruzo de brazos después de ayudar a su novio a salir. – ¿Pensabas quedarte encerrado en mi armario toda la noche?. ¿Cuál era la idea exactamente? – Cuestiono fingidamente molesta.

– Es un lugar cómodo. – Takaki llevo una mano a su nuca claramente nervioso – Yo… solo quería saber si aun estabas enojada conmigo. Si era así el conejo recibiría los golpes en mi lugar.

Ella lo miro pensando una vez más en lo que haría, el ya había sufrido bastante, ¿cierto?, pero aun había algo mas.

– Si quieres que te disculpe en verdad, debes darme muchos hijos como ese – Hibari señalo al enorme peluche en su cama, haciendo a Yuya reír, no había nada de que preocuparse. – Con cuatro más estaría bien.

– ¿Tantos?.. ¿Cinco no te parece mucho?, ¿Cómo vamos a mantenerlos?. – Takaki le pregunto bromeando sobre su futura numerosa ‘familia’. – Esta bien, cinco serán. – Suspiro mientras satisfacía esa enorme necesidad de su cuerpo por tenerla cerca, abrazándola fuertemente.

– Y todos hijos de Yuuyan~ – Hibari le sonrió enredando sus brazos en el cuello del chico, siendo ella quien diera el primer paso, juntando sus labios con los de Yuya.

Como extrañaba esos besos. Definitivamente debían recuperar todos los que se perdieron en el tiempo que aquella absurda discusión los tuvo separados.

Aunque eso era algo, que su pequeño hijo conejo sentado en la cama…

No debía ver.