lunes, 18 de julio de 2011

♣ {ONESHOT} One cookie for you~

: Tengo frió e___è

: Sorry Sorry - Super Junior ~

: Facebook lkfdghg.. me come Dx!(?)



Hola!
aw~ tanto tiempo sin publicar algo.. Tsuki es floja para escribir ;O;! sdjgfsdkhf.. pero prometo no hacerlo mas >___>!. Así que si todo sale bien, pronto publicare TakaRyu! y algo de YabuTaro~♥ :D!

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Titulo: One cookie for you
Autor: Tsuki o3ò!
Parejas: Hikaru Yaotome x Ryutaro Morimoto {HikaRyu }
Genero: .. Shonen-ai!
Extensión: one-shot? .. muuuuy pequeño
Nota: Gracias Haruki por ayudarme con los errores del fic y eso ;ww;♥!
Nota2(?): Pues.. solo espero que les guste D: .. la verdad que la idea me la dio mi hermano xD



- ¡Ryu-chan! – Hikaru corrió hasta aquel pequeño en cuanto lo encontró de pie, comiendo en la ya clásica mesa de botanas que les ofrecían en cada sesión de fotos, colgándose de su cuello a pesar de seguir siendo unos cuantos centímetros más alto.

- ¿Ahora qué? – Morimoto le dedico una mirada de molestia al ahora chico rubio mientras intentaba liberarse y terminar de comer la galleta de chocolate entre sus manos.

Hikaru sonrió un poco ante el comportamiento fastidiado del chico, y antes de liberarlo tomo aquella golosina que Ryutaro disfrutada minutos antes llevándola consigo unos cuantos pasos lejos de Morimoto.

- ¡Hey! ¡Dame mi galleta! – Ryutaro protesto, intentando tomar lo que le fue arrebatado de las manos, pero Yaotome elevó la galleta por arriba de su cabeza lo más alto que su brazo le permitía. - ¡Que me la des!

En los labios de Morimoto se formo un puchero enfurruñado al ser incapaz de alcanzar su objetivo cruzando los brazos a la altura de su pecho en un claro gesto de enfado mientras veía a Hikaru sonreír. Molestar al más chico se había convertido en algo totalmente divertido para Yaotome, ver aquellos pequeños berrinches como el que ahora protagonizaba Ryutaro solo le hacía querer reír. Para nada era el “niño grande” que afirmaba ser.

- Está bien, toma. – Hikaru acerco la galleta al rostro del pequeño, pero la alejo en cuanto vio sus intenciones de tomarla con la mano. – no, yo te la daré, anda, di “ah” – Ryutaro parecía querer asesinar a aquel rubio con la mirada, cosa que solo podía hacerle más gracia a Yaotome, que una vez más acerco la galleta a Morimoto.

- No voy a…— El pequeño intento negarse, pero desistió de la idea en cuanto vio su querida golosina dirigirse a los labios de Hikaru. - ¡está bien! Ya... ahh ~ - abrió su boca, algo avergonzado ante lo que estaba haciendo.

Hikaru no pudo evitar reír ante la imagen de aquel pequeño frente a él, ¡El chico era simplemente adorable!, de eso se estaba dando cuenta recientemente. Lentamente acerco la galleta a Morimoto, que no tardo en intentar darle un buen mordisco, pero los reflejos de Yaotome fueron más rápidos, quitándola del alcance del pequeño.

- Espera, vas a comerte también mi dedo si haces eso. – Advirtió Hikaru con un fingido tono asustando en su voz. – Intentémoslo una vez más. – Le dijo al pequeño después de oírlo protestar, afirmando que morderlo no era del todo una mala idea.

La galleta de nueva cuenta se encontraba a escasos centímetros de la boca de Ryutaro, que esta vez abrió levemente sus labios, dispuesto a darle un pequeño mordisco, y como en los intentos anteriores, ahí estaba Hikaru, quitando aquella bendita golosina antes de que él pudiera hacer algo.

- ¡¿Quieres dejar de hacer eso?! – Eso era todo, Ryutaro había perdido la poca paciencia que reunía en ocasiones así, estaba dispuesto a marcharse, una galleta no valía ser el juguete particular de Yaotome, pero éste tomo su mano, impidiéndole continuar.

- Ya, ya~ juro que no lo vuelvo a hacer. – El rubio miro a Morimoto pidiéndole otra oportunidad, y tras soltar un largo suspiro, el pequeño acepto, advirtiéndole a Hikaru con la mirada que si volvía a gastarle una broma, definitivamente se la iba a pagar. – Cierra los ojos. – Pidió Yaotome al ver como Ryutaro abría nuevamente de su boca, con un clásico “ahh~” saliendo de sus labios.

No tenia caso seguir peleando, así que simplemente obedeció la “orden” de Hikaru, esperando que la galleta rozara su boca para poder morderla y acabar con ese torpe juego finalmente, pero la ligera presión sobre sus labios y la intromisión de lo que parecía ser una lengua le hizo abrir sus ojos rápidamente.

Y ahí estaba, no podía estar equivocado, Hikaru lo estaba besando y lejos de sentir algún tipo de repulsión por lo que el mayor estaba haciendo, se dedico lentamente a corresponderle, cerrando sus ojos nuevamente. Sintiendo un ligero escalofrió recorrerlo cada vez que sus lenguas chocaban en un beso que poco tardo en subir de intensidad, arrancándole pequeños suspiros.

Tal vez por simple acto de reflejo Ryutaro rodeo el cuello de Hikaru con sus brazos, mientras sentía como era guiado por Yaotome hasta la pared más cercana, acorralándolo entre ella y su cuerpo. Estremeciéndose cuando la mano del mayor se coló por debajo de su playera, ahogando un ligero jadeo entre el beso que aun se daba con el chico.

Un par de minutos más pasaron besándose, hasta que Hikaru se separo lentamente del pequeño, que respiro profundamente un par de veces, intentado recuperarse ante la mirada atenta de el chico rubio, que solo atinaba a sonreír tiernamente al ser perfectamente capaz de apreciar las sonrojadas mejillas de Ryutaro y sus labios ligeramente rojos por aquel beso.

- Tiraste mi galleta – Le dijo Ryutaro, mirando el punto exacto en el suelo donde su golosina se encontraba, haciendo que Hikaru la mirara también, recordando el hecho de que había botado la galleta solo para abrazar al pequeño momentos atrás.

- Lo siento, te comprare más cuando salgamos. - El comentario tan fuera de lugar por parte de Morimoto arranco unas cuantas risas de Yaotome, y solo pudo pensar en lo tremendamente adorable que era Morimoto en esos momentos.

- No. – Ryutaro lo miro intentado parecer enfadado, pero casi inmediatamente una sonrisita traviesa se formo en su rostro aun sonrojado. – Debes pagármela ahora.

Pocos segundos le bastaron a Yaotome para comprender el ligero tono seductor que Morimoto intentaba impregnar en aquella oración, y como había hecho varias veces en aquel lapso de tiempo, sonrió una vez más, antes de besar nuevamente los dulces labios del pequeño entre sus brazos.